Comienza
a subir la fiebre de la pelota, es imperceptible, apenas una
destemplanza, pero ya se palpa que la temperatura comienza a escalar
posiciones en torno a al deporte nacional de los cubanos.
Para los fanáticos de la Isla, el receso impuesto por los Juegos Olímpicos de Londres
en torno a temas beisboleros quedó atrás, y para calentar los motores
llegó el Primer Campeonato Mundial de la recién estrenada categoría Sub
15 en Chiguagua, México. Y los cubanitos, que estuvieron imbatibles
durante todo el torneo, cayeron en la final contra Venezuela, por
abultado marcador y jugando mal en todos los órdenes.
¿Demostración del poco fogueo en esas edades? ¿Contagio del mal de los
adultos en los últimos torneos de envergadura? Solo el tiempo lo dirá.
De momento, es un alerta porque a este Mundialito no asistieron Los
Estados Unidos, Japón y Dominicana entre otras potencias, cuyas
federaciones alegaron temores por inseguridad en la sede.
Tres matanceros vistieron la franela nacional en esta oportunidad, un
jugador de cuadro, con buena actuación en el partido final, y dos
lanzadores. Mientras, poco se sabe de la preselección nacional juvenil y
su participación foránea en este año, con la probable incorporación de
varios peloteros de esta provincia, después de quedar campeones en el
último nacional de la categoría.
La Comisión Nacional aún mantiene el silencio en torno a temas de
interés como la próxima Serie Nacional. Se ignora qué estructura la
conformará, cuántos equipos y el calendario, exigido esta vez por la
celebración del Tercer Clásico Mundial en marzo venidero. Los
federativos inician en estos días una gira nacional para contrastar
criterios de especialistas –incluidos los periodistas- y llegar a un
consenso en este sentido.
Por lo pronto, Matanzas anunció una preselección bastante ajustada, a
juzgar por la tendencia de los últimos años y lo que otras provincias
anuncian. Lo más llamativo resultó la incorporación de un grupo de los
campeones juveniles, entre los que sobresalen varios lanzadores.
Nombres tradicionales en los últimos representativos del territorio
quedaron fuera del preseleccionado como Yaismel Alberro, Dunier Serrano,
Alexander Hernández, Yousel Aguilar y Yussef Pagés, quienes causaron
baja en medio de la temporada anterior, y Yosvany Fonseca, de quien se
había dicho que solo se incorporaría si se le veían condiciones para
lanzar. Su nombre aparece, pero sorpresivamente entre los integrantes
del cuerpo técnico.
Justamente son las plazas de receptores, torpederos y lanzadores en las
que la dirección del equipo anunció que haría mayor hincapié en la
búsqueda de talentos, ya que resultan posiciones deficitarias en el
listado. Los nombres de Hasiel Mancha y Julio González “suenan” en el
cuadro con posibilidades de ocupar un turno en el orden al bate regular,
Mancha con relevantes resultados en la última Liga de Desarrollo, y
González, con un buen desempeño ofensivo en el torneo juvenil.
Habría que ver si entre los pítchers preseleccionados, algún juvenil
consigue convencer con su rendimiento a los estrategas, toda vez que en
dicha área parece haber diamantes en bruto como Alexander Bustamante,
Noel Ortiz o el veloz Yoandy Caro.
Quedan entonces las dudas en torno a la receptoría, donde apenas
Orlando Arencibia ha recibido algo de juego para acompañar a Lázaro
Herrera, quien se superó a sí mismo durante la post temporada, pero
cuyas deficiencias defensivas saltan a la vista.
En el área de los jardines, la ausencia temporal por lesión de Yadiel
Hernández, podría abrir una brecha al retornado Yasser Pérez, de quien
aún se espera mucho más, dadas sus potencialidades como juvenil, cuando
fungía como tercer bate en un equipo donde militaban Yuliesky Gourriel y
Kendry Morales. En las praderas llama la atención la inclusión del
novato Víctor Mesa Ríos, proveniente de las filas juveniles en Villa
Clara, donde obtuvo prometedores resultados.
El equipo que representará a Matanzas será básicamente el mismo que en
la temporada pasada llegó a la semifinal. Semejante hazaña le vale
ahora una paradoja para su actuación: si bien pudiera convertirse el
intento de repetir el logro en un elemento de presión, también pudiera
ser un acicate para estos peloteros cuyos rendimientos individuales
desde hace tres años hacían pensar en las posibilidades colectivas del
seleccionado, las cuales solo cuajaron bajo la dirección de Víctor Mesa
y el cuerpo técnico que encabezó el otrora jardinero central de Villa
Clara y Cuba.
Para los Cocodrilos el reto también será mantenerse, porque ahora
parten como favoritos a disputar la clasificación, y no como sorpresa.
Los demás ya saben de su calidad, y por tanto, pondrán más interés en
los enfrentamientos mutuos. Pero estos jóvenes demostraron que saben
crecerse, y ojo: ya saben de lo que son capaces y pueden acostumbrarse a
la victoria en el juego a juego, a la presencia en preselecciones
nacionales, al estrellato.
La temperatura comienza a subir en Cuba con la pelota en el termómetro.
Se anuncian fiebres contagiosas y una epidemia por toda la Isla, que,
ojalá en marzo corone tanto desvelo con una apoteosis triunfal en el
Clásico. Y si no ganan aún, jugar al menos, como saben hacerlo los
cubanos.
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