viernes, 4 de octubre de 2013

Cocodrilos plateados por más



Más allá del consignismo, de la retórica de los anuncios, el equipo de Matanzas insiste en continuar su crecimiento en la Serie Nacional de Beisbol.
 Víctor Mesa, su cuerpo de dirección y todos los peloteros vuelven una vez más a decir que pelearán por el título, y aunque la afirmación no haya que tomarla como un resultado seguro, los hechos confirman que han logrado lo que se han  propuesto.
 Para los detractores del también director del equipo nacional, puede sonar reiterativo que Mesa consiguió redondear un resultado inalcanzable para Matanzas en años anteriores.
 Y no, no es adulonería, porque Víctor Mesa no es un mago. Vio un conjunto de atletas con grandes potencialidades por explotar y, eso sí, supo tocar los resortes necesarios para que cada quien aportara su parte al equipo, incluidas las autoridades de la provincia que le abrieron las puertas, y sobre todo, le dejaron dirigir.
 En medio de un contexto difícil para la pelota cubana, con deserciones y salidas del país incluidas, resalta el equipo de Matanzas por la capacidad de estímulo para los atletas y la concientización de que cada uno tiene que jugar su papel. Eso no es trabajo de un solo día.
 En los entrenamientos de la semana pasada, nuevamente con decenas de curiosos en las gradas, Víctor Mesa se apoyaba en la maestría de Wilfredo Sánchez y le insistía una y otra vez a Guillermo Heredia a recortar el swing, en tratar de chocar la bola como si fueran rectas de 90 millas.
  Un consejo para allá y otro para acá. Sobre el campo todo el mundo trabajando, no se ven “majases” de tiempo muerto.
 El equipo le da la bienvenida ahora a Dainer Moreira, y reitera la necesidad de pasar la página y terminar de una vez con la arcaica regla de la liberación de los atletas en su territorio de origen, pues la vida está llevando a actuar en una dinámica cada vez más cambiante.
 Ello redondeará una alineación con grandes por cientos de embasado, con una velocidad entre bases de espanto, pero con deudas en la fuerza.  El joven Alianky Mederos reúne la necesaria en sus muñecas, aunque no lo parezca físicamente, pero habrá que ver si es capaz de integrar definitivamente el equipo en una posición tan abundante aquí como los jardines.
 Básicamente serán los mismos hombres a la defensa que obtuvieron la plata el año anterior, con la casi segura incorporación del juvenil Moisés Esquerré y el ex juvenil Julio César González, ambos en el campo corto, lo cual llevará a la dirección de conjunto a buscar alternativas para que se fogueen además en el resto del cuadro.
 Otra prueba que se hace en los entrenamientos es ubicar a Ariel Sánchez en primera, ante la debilidad de su brazo, lo cual pudiera ocasionalmente convertir en bateador designado a Lázaro Herrera y darle algo de juego a un receptor con mucho futuro, Onel Vega.
 La eterna interrogante en Matanzas es el cuerpo de lanzadores. No se vislumbra una figura que sea capaz de secundar a Joel Suárez al frente del staff. Mucho dependerá Matanzas de lo que sean capaces de aportar Yoani Yera, Maikel Martínez, Félix Fuentes y el ex industrialista Maikel Hidalgo en sus roles habituales como relevistas, si en definitiva no tienen que echarles mano para abrir.
 La salida de Jorge Martínez, por emigración legal, y de Johan Hernández por indisciplina dejan un bache enorme, ahora resentido ante la baja solicitada por el  joven Royd Hernández.
 La esperanza de los matanceros está a mediano y largo plazo en la cantera de lanzadores que han aportado los tres últimos equipos juveniles, cuyas posiciones cimeras, incluido el título nacional, se debieron en buena medida al trabajo en esta área.
 Habrá que ver si Noel Ortiz, Yoandi Caro, Cionel Pérez (zurdo de 90 millas), Alexander Bustamante y Carlos Álvarez, entre otros, son capaces de asumir el salto cualitativo que implica el cambio de categoría.
  En estos momentos, el mejor pelotero del equipo, José Miguel Fernández está lesionado de una de sus muñecas, aunque ya comienza a batear. Para el inicio del campeonato debe estar listo. Es tal la confianza que le tienen, que durante los entrenamientos alguien comentó acerca del regreso de Olivera con Santiago y lo complicado que le pudiera poner la titularidad en el equipo Cuba a Fernández, y uno de sus compañeros respondió que ahora Olivera era “el que tendría que hacer cola porque José Miguel es el uno en Cuba”.
 Más allá de la rivalidad deportiva y el feliz retorno de un pelotero de clase, la forma en que encaró Fernández sus compromisos con la selección nacional han inspirado a más de uno.
 Vale destacar ahora un argumento esgrimido hace veinte años por Sigfredo Barros para referirse a los Henequeros de Gerardo Sile Junco, mientras redactaba un artículo de pronósticos. No es textual, pero aquello decía más o menos así: ya estos hombres saben lo que es ganar, probaron que es posible y ahora se convertirán en un equipo muy difícil de derrotar y por mucho tiempo.
 Puede que Matanzas no gane el campeonato, tal vez a la hora de reforzar la suerte le juegue otra mala pasada, lo cierto es que desde ya luce como uno de los equipos a derrotar. Y si para la segunda fase se hacen de un buen empujador de carreras, un par de abridores y relevistas que hagan su tarea, Matanzas pudiera ser el campeón de Cuba por primera vez con ese nombre en la Series Nacionales.

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