 |
| Víctor Casaus presenta su libro |
Trovadores y Punto, la Peña de Rey Montalvo en Matanzas, estuvo dedicada esta vez a la victoria de Playa Girón.
Fue una velada de esas para disfrutar a plenitud porque hubo invitados de lujo como Víctor Casaus, quien presentó la cuarta edición de su libro Girón en la Memoria, el poeta Israel Domínguez y Eduardo Sosa, cerrador de la noche, con una muy disfrutada descarga. También estuvieron varios socios de Rey, pero eso ya es una costumbre, y muy agradecida por el oído, por cierto.
Del libro de Casaus, qué decir, es un volumen que se bebe literalmente en un par de ratos de lectura, un testimonio fresco y deslumbrante ofrecido tanto por los imberbes adolescentes que enfrentaron la invasión, como de los más experimentados pilotos de entonces.
Es este uno de esos libros que debieran ser recomendados con más frecuencia por los maestros de Historia de Cuba en las escuelas, para que los adolescentes aprendan que las cosas no son tan idílicas como parecen, y los horrores de los que se han librado en estos tiempos, gracias al sacrificio de jóvenes como ellos hace ya 52 años.
Música de la buena disfrutamos los asistentes con Rey haciendo de anfitrión. Compartió el escenario de la Casa de la Cultura Bonifacio Byrne con sus familiares músicos, con los amigos de guitarra y canción, y al final cedió su puesto para que Sosa le pusiera esa chispa oriental inconfundible en los trovadores de aquella región.
Claro que cantó sus textos, pero también tuvo que acudir a los números de la trova de siempre, esa de la cual beben hasta quienes pulsan la guitarra por primera vez.
Nada, que la Peña de Rey está por todo lo alto, y bien le vendría un poco más de promoción a un espacio bien concebido y mejor tratado.
Fue una velada de esas para disfrutar a plenitud porque hubo invitados de lujo como Víctor Casaus, quien presentó la cuarta edición de su libro Girón en la Memoria, el poeta Israel Domínguez y Eduardo Sosa, cerrador de la noche, con una muy disfrutada descarga. También estuvieron varios socios de Rey, pero eso ya es una costumbre, y muy agradecida por el oído, por cierto.
Del libro de Casaus, qué decir, es un volumen que se bebe literalmente en un par de ratos de lectura, un testimonio fresco y deslumbrante ofrecido tanto por los imberbes adolescentes que enfrentaron la invasión, como de los más experimentados pilotos de entonces.
Es este uno de esos libros que debieran ser recomendados con más frecuencia por los maestros de Historia de Cuba en las escuelas, para que los adolescentes aprendan que las cosas no son tan idílicas como parecen, y los horrores de los que se han librado en estos tiempos, gracias al sacrificio de jóvenes como ellos hace ya 52 años.
Música de la buena disfrutamos los asistentes con Rey haciendo de anfitrión. Compartió el escenario de la Casa de la Cultura Bonifacio Byrne con sus familiares músicos, con los amigos de guitarra y canción, y al final cedió su puesto para que Sosa le pusiera esa chispa oriental inconfundible en los trovadores de aquella región.
Claro que cantó sus textos, pero también tuvo que acudir a los números de la trova de siempre, esa de la cual beben hasta quienes pulsan la guitarra por primera vez.
Nada, que la Peña de Rey está por todo lo alto, y bien le vendría un poco más de promoción a un espacio bien concebido y mejor tratado.
 |
| Rey y parte de sus socios |
 |
| El cierre a cargo de Eduardo Sosa |
 |
| Rey y su fan #1: Bárbara Vasallo, su mamá |
| Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario