miércoles, 28 de agosto de 2013

Por quién dobla La Campana



 La Cueva de la Campana resurge de entre los escombros que la sepultaron durante 20 años, gracias al esfuerzo de los vecinos de las alturas de Simpson, barrio de la ciudad de Matanzas, cien kilómetros al este de la capital.
Mediante la coordinación del Grupo Ramón Dacal de la Sociedad Espeleológica de Cuba, la delegación de Monumentos y la Oficina del Historiador de la Ciudad, se extrajeron hasta el momento unas 12 toneladas de escombros que fueron arrojadas al sitio tras su abandono en los años 90 del pasado siglo.
La movilización conseguida para rescatar la Cueva de la Campana se convirtió en el mayor esfuerzo popular en los últimos años en Matanzas, al decir del Historiador de la ciudad Ercilio Vento Canosa. Todos los domingos vecinos de la zona sacan escombros que cubrían la entrada y el interior de la gruta sin creer en verano ni carnavales.
Julio Jordán, Delegado de la Circunscripción 84, fue uno de los iniciadores y afirma que al principio las personas eran escépticas pues no creían que pudiera asumirse la limpieza sin contar con equipamiento pesado. “Pero después de los primeros días –comenta Julio- comenzaron a ver que sí era posible y se sumaron más personas al empeño”.
Jordán agrega que en septiembre presentarán propuestas concretas ante el Consejo de la Administración Popular con el propósito de que se oficialicen dichas actividades. Por lo pronto, ya cuentan con el compromiso de la dirección provincial de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), organización vecinal que agrupa a los residentes en cada cuadra, para celebrar allí un trabajo voluntario masivo en el próximo mes. La ocasión será propicia para que la cueva sea escala de la Bandera Octavo Congreso de los CDR, una ceremonia que en estos momentos recorre el país de Oriente a Occidente.
El proyecto Cueva a la Luz pretende devolver el valor de uso a la caverna, pues varios de sus salones presentan buen estado de conservación, y de hecho, en estos momentos se reconstruye de forma natural por el flujo de las aguas.
La intención es instalar aquí una sala pictográfica nacional, según el arqueólogo Leonel Pérez Orozco, para mostrar reproducciones de las pictografías aborígenes de mayor importancia en el país, y aprovechando la cercanía del complejo recreativo de Monserrate. Utilizarán para ello carbón y ematita, los mismos materiales que usaron los primeros habitantes del archipiélago cubano para lograr los colores negro y rojo respectivamente.
La Cueva de la Campana comenzó a visitarse en el siglo 18. El Obispo Espada, de visita en Matanzas en 1804, pidió verla debido a la fama que llegaba hasta La Habana de entonces y  describió su belleza en lo que se considera el primer informe espeleológico de Cuba. Los matanceros tenían la cueva como sitio de romerías, al encontrarse muy cerca de la Ermita de Monserrate, colina desde donde se aprecia una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad, y del otro lado, ofrece una visión espectacular del Valle de Yumurí. Existen evidencias de haberse explotado de forma regular pues fue uno de los primeros lugares donde se extrajo guano de murciélago para abono.
En sus pasajes se hallaron entierros aborígenes, pictografías y restos de objetos de la etapa colonial que demuestran la frecuencia con que se usaba.
El mapa de Matanzas creció mucho desde entonces y el barrio de Simpson escaló hasta la cima de la loma.
Las construcciones de casas sobre la gruta, con sus respectivos drenajes pluviales y de aguas negras,   impedirán utilizar uno de los pasajes, debido a que se contaminaron algunas áreas. El crecimiento urbano obligará a delimitar los terrenos sobre ella para evitar nuevas construcciones y eliminar fuentes contaminantes que la circundan. Ahora los trabajos se complejizan, lo que implicará mayores esfuerzos, así como voluntad política para que las obras se hagan como corresponde.
Ercilio Vento Canosa,  Espeleólogo e Historiador de la Ciudad, afirma que resulta vital que se respeten los conocimientos especializados para asumir cualquier decisión con respecto al futuro del sitio. “Si se decidiera explotar desde el punto de vista turístico –comenta- es necesario que se consulte a las personas que, y me excusan, sabemos como hacerlo porque lo hemos visto en varios países del mundo. La improvisación puede rendir sus frutos, pero en la utilización de una cueva con fines turísticos la improvisación puede ser fatal.”
Las primeras visitas a la cueva de la Campana están documentadas en las actas capitulares de la ciudad de 1786, hecho que la convierte en el primer centro de turismo en la Isla. Tuvo fama como tal durante el siglo XIX, hasta que el descubrimiento de las Cuevas de Bellamar en 1863 hizo decaer el interés en ella.
Ahora un grupo de matanceros trabaja por devolverla a la vida, para que esta Campana vuelva a doblar por el esparcimiento social y no por su réquiem definitivo. Fotos tomadas de Girón y Radio 26.





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