miércoles, 12 de marzo de 2014

Pánfilo, la pelota y el Día de la Prensa

 

Dicen que son los Cómicos, eso pensaba yo antes de jugar softbol contra ellos. En realidad lo que son unos pesaos, chico. Empezando por el Pánfilo sangrón ese, que casi me saca un ojo de una línea, y el otro, Otto Ortiz, que no se sabe si es un rottweiler del Vedado o un perro sato de Marianao, o un cruce entre ambos, y el Bacán chiquitico ese, y el JAPE gordo aquel...
 Vaya, para hacer el cuento completo, resulta que los Cómicos vinieron a Matanzas a jugar pelota con el equipo de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas, en el histórico Palmar de Junco, con la muy loable intención de destacar ese sitio como el idóneo para emplazar allí el Salón de la Fama del Beisbol Cubano. De contra que les ganaron el juego a los artesanos y que les comieron el almuerzo, accedieron a jugar un partidito de softbol con el equipo de los periodistas en saludo a la Jornada de la Prensa.
 Y en vez de venir amistosamente a intercambiar abrazos, pues nos cayeron literalmente a palos. 14 a 1 fue el marcador final, lo cual no refleja exactamente todo lo que pasó en el terreno y el trabajo que pasaron los visitantes para poder concluir el juego, sofocados como estaban de tantas vueltas que le dieron al cuadro corriendo, sin que las "diestras" manos de los reporteros consiguieran agarrar la pelota.

Por los nuestros, hubo destacadísimas actuaciones, las cuales no fueron registradas por los fotógrafos, tan entusiasmados como estaban por la presencia de los humoristas en el terreno. Eso sí, lograron captar a este redactor justo antes de "tomarse" dos ponches, (por suerte esa parte no salió en la foto), una multitud de intercambio de saludos, (no faltaba más) y claro, a Pánfilo, mejor dicho a Luis Silva, firmando autógrafos en cuanta tarjeta de abastecimiento apareció por allí.
 Y como esta es la Joranda de la Prensa Cubana, y es para felicitarnos los periodistas, pues yo pongo aquí las fotos sonrientes y dejo las amargas experiencias deportivas para otra ocasión. Al fin y al cabo, nunca había visto tanto entusiasmo en el barrio por irse al parque a ver a nuestros colegas. Caramba, ¿sería por Pánfilo? Na, quién sabe.


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