Brasil ha sido conocido como país de profundos contrastes. Asentado entre las naciones más desarrolladas del mundo por su economía galopante, el gigante sudamericano conviven las mayores riquezas con desigualdades mayúsculas en el ámbito social.
La Salud Pública es una de ellas. Según la Red del Observatorio de Recursos Humanos de Brasil, citado en octubre último por el Periódico Trabajadores, en aquel momento apenas existían en el país 1,83 médicos por cada mil habitantes y 900 municipios contaban con menos d eun médico por cada tres personas.
Por tales motivos, la Presidenta Dilma Rousseff lanzó el programa Más Médicos, plataforma que encontraba resistencia entre sus opositores políticos y el Colegio Médico de aquella nación. En septiembre comenzaron a arribar los doctores extranjeros, los cubanos entre ellos.
Más de 13 mil galenos trabajarán
en Brasil en marzo, confirmó la Presidenta
Dilma la semana anterior, según el portal digital Brasil 247.
“Vamos a llegar en abril a ofrecer los
servicios de 13.225 médicos conforme con lo que nos habíamos comprometido. De
acuerdo a los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana
de la Salud
(OPS) eso significa aumentar la cobertura a 46 millones de personas".
Las cifras
crecen todavía, y entre los cubanos, numerosos matanceros prestan sus servicios
allí.
Doctora Rondón segunda a la izquierda |
Primeros contrastes
“Entro a las 7 de la mañana a la Unidad Básica de
Salud, las consultas son arrendadas, son más o menos 22 pacientes, tengo una
tarde de ver gestantes, otra de consultas de puericultura, otra de las
enfermedades crónicas no trasmisibles, una mañana de visita domiciliar, y otra
de ver cualquier patología y exámenes alterados, y un día de la semana para el
curso de Internet.” Así describe su semana la doctora Yirmia Rondón Martínez,
natural de Guantánamo, pero residente en Matanzas, quien desde octubre labora
en el municipio de Santa Isabel, a 45 minutos de Sao Paulo (SP), la segunda mayor
urbe latinoamericana.
Más o menos es la misma rutina
que viven los doctores Fidel Díaz García y José de la Caridad Santos, ubicados en un
remoto paraje de Mato Grosso (MT) y en el corazón de Río de Janeiro (RJ),
respectivamente.
“Aquí las enfermedades con mas
incidencia son Hipertensión Arterial, Diabetes, Sífilis congénita,
Tuberculosis, Lepra-comenta el doctor Santos, quien trabaja en un municipio
donde habitan 6 millones de personas- y la prevalencia de SIDA es muy alta, el
2% de la población tiene HIV”.
Doctor Fidel Díaz en Brasilia |
Fidel por su parte, no oculta que
se impactó cuando le dijeron dónde trabajaría. Él primero voló desde Brasilia
hasta Cuaibá, capital de Mato Grosso (Selva Grande en lengua aborigen), y de
ahí por terraplén durante dos días hasta Gaucha do Norte.
“Nuestra impresión al llegar –comenta-
fue que se parece mucho a Ceiba Mocha, con la diferencia de los comercios y el
calor tan grande. La ciudad es pequeña, de alrededor de 6000 habitantes, fue
fundada hace 15 años por gauchos provenientes del sur. Aquí se conoce por
gauchos a los descendientes de alemanes e italianos que se asentaron acá, dedicándose
a labores agrícolas, fundamentalmente, de soya, maíz, frijoles, verduras y
frutas”.
“Los caminos de acceso a estos
municipios –agrega- todavía en pleno siglo XXI son de tierra y no hablamos de
pocos kilómetros, sino de 180 y más que separan a unos de otros”.
Sinsabores
Tan contrastante como el entorno
o la sociedad circundantes, fue el recibimiento a los cubanos. Si bien, hubo
casos críticos, como lo sucedido en Fortaleza, donde integrantes del Colegio
Médico abuchearon a los cooperantes a su llegada, también hubo otros que fueron
acogidos por todo lo alto, como a una doctora oriental a quien la presentaron
al pueblo en medio de un festejo popular.
Dr. Santos durante su recibimiento al centro |
Con menos rimbombancia, pero
igual de hospitalario relata el doctor Santos que le recibieron a él y sus dos
compatriotas en la Unidad Básica,
aunque a estas alturas todavía no conozca al prefecto del municipio.
La doctora Yirmia por su parte,
mantuvo contacto con la prefectura desde el inicio, y en su Unidad Básica de
Salud le recibieron hasta con periodistas. Mas, durante el transcurso del
tiempo ha notado diferencias, especialmente con la Secretaría de Salud del
poblado. “La mayoría nos ha aceptado muy bien, sobre todo la gente que se ha
sentido marginada toda la vida por los médicos brasileños. En cuanto a los
colegas locales, creo que se sienten como a la expectativa, siempre pendientes
a lo que uno hace o no hace”.
Todo lo contrario narra el doctor
Fidel Díaz, a quien le han ofrecido una acogida calurosa: “Mi relación de
trabajo con colegas y con el personal
que labora en la secretaría de salud es bueno, mostrándose atentos ante
cualquier situación que se nos presente”.
Díaz García está completamente
solo, y en uno de sus mensajes a este redactor pedía no perder el contacto,
para tener con quien hablar español. Para él es apenas el comienzo. La doctora
Yirmia tardó tres meses para ver a otros cubanos en un entrenamiento en Sao
Paulo, y para ambos la soledad se convierte en uno de los riesgos fundamentales
en dos poblaciones muy tranquilas.
José de la Caridad Santos trabaja
rodeado de personas, en cambio, son otros los riesgos en una ciudad
identificada entre las más violentas del país. Aunque su barrio está lejos de
los conflictos protagonizados con la delincuencia, no se da el lujo del
descuido.
Un colega que prefirió el
anonimato, se excusó de participar en
este reportaje porque recientemente en su camino al trabajo presenció un
tiroteo entre la policía y los narcotraficantes y tuvo que ser auxiliado por
los uniformados para abandonar el lugar.
Mientras Yirmia y Fidel contaron
con las gestiones del municipio para la manutención, a Santos no le sucedió
igual: “tuvimos que buscar alquiler,
comprar bienes de la casa y sin apoyo.”
Cada municipio es autónomo, y ahí
radica la principal diferencia del Programa Más Médicos con misiones anteriores
de los doctores consultados. Mientras
unos reciben todas las comodidades, a otros les cuesta más trabajo, y como todo
plan que comienza, sufre de imperfecciones en lo que se ajustan los pormenores
y las diferentes autoridades “aprenden” a convivir con los nuevos trabajadores
extranjeros.
Para quienes piensen que cumplir
misiones es solo cuestión de paseo y compras, la realidad es bien diferente,
porque los cooperantes solo “hacen del cuento la mitad” para no alarmar a sus
familias. Mientras aún la misión se estabiliza e intenta mejorar la
comunicación entre sus integrantes, la propagación
de rumores acerca del salario, de las vacaciones o los términos del contrato
generan motivos adicionales de estrés desde antes de la partida.
“Los riesgos, -piensa la doctora
Rondón- de contraer alguna enfermedad,
como la tuberculosis que aquí es común, o ir a parar a un psiquiátrico, porque
no es fácil estar solo en un municipio, de la casa al trabajo sin tener con
quien conversar, o que no todo te salga
bien allá con los hijos y la escuela, y el matrimonio, que todo se deshaga por
esta lejanía”. Para colmo, en un intento reciente de mandar dinero a su
familia, perdió la tarjeta del banco con todos los ahorros del mes.
La nostalgia también puede jugar
malas pasadas, más allá de lo que los cubanos conocen comúnmente como “el
gorrión”. De hecho, en los primeros tres meses 17 internacionalistas solicitaron el regreso a
Cuba, cinco de ellos por problemas de salud, reportaba Brasil 247 en febrero, a
partir de informaciones del Ministerio de Salud brasileño.
Recibimiento a la doctora Rondón en prensa local |
Huellas mutuas
En un año electoral, para los
opositores a Dilma Rousseff y el Partido de los Trabajadores, el Programa Más
Médicos estará bajo la lupa. Cuando no pudieron desacreditar profesionalmente a
los galenos cubanos, la emprendieron contra los términos del contrato, basados
sobre todo, en la manipulación mediática desatada tras la deserción de una
doctora. Recientemente el Ministro de Salud Arthur Chioro compareció ante una
comisión del Parlamento, donde resaltó la satisfacción de la mayor parte de los
cubanos. De los profesionales que dejaron el programa 79 son brasileños y
apenas 7 cubanos, cuando las cifras de galenos de la Isla incorporados son
abrumadoramente superiores a los de cualquier nación, incluida la carioca.
“Aquí el numero de médicos es ínfimo, -apunta el doctor Fidel Díaz- producto
del desinterés de los colegas brasileros en trabajar en condiciones muy
difíciles. A pesar de que la prefectura paga por sus servicios un estimado de
23000 reales (10000 USD) no se sienten motivados a trabajar tan lejos de las
ciudades principales.”
“De Brasil todos creemos lo que
vemos en las telenovelas, muy lindo y agradable; mas esta realidad es mas
cruda, estoy trabajando en una zona rural a 780 km de la capital del
estado, el costo de la vida es muy alto,
acá hay muchos fazenderos (dueños de haciendas) ricos y la lejanía y el mal
estado de los caminos de acceso encarecen cualquier producto o mercancía que se
comercialice”.
Las diferencias con el idioma y
los protocolos de salud son elementos que también afectan, así como las
dificultades en las comunicaciones, pero constituyen retos a salvar, que a la
larga beneficiarán profesionalmente a los cooperantes. La educación al hablar y en el trato también
son características marcadas por los entrevistados, así como el casi total
desconocimiento acerca de la realidad cubana por parte de la población que
atienden.
La huella que dejan los cubanos,
a pesar del poco tiempo que llevan en Brasil, ya genera de por sí
transformaciones en el pensar: “La semana pasada, -narra la doctora Yirmia
Rondón- fue una señora a la consulta, y después q terminé de examinarla y de
recetarla, me mira a los ojos y yo que estaba con “el gorrión”, me dice: por
favor doctora, no se nos vaya, nosotros la necesitamos, y me miró con tanta
necesidad, que al mismo tempo se nos salieron las lágrimas, increíble, como uno
llega a querer la gente.”
Distribución de médicos en Brasil 2013. Tomado de Trabajadores |
Mato Grosso |
Llegada a Belo Horizonte, en la foto doctores Rondón y Santos |
Doctora Rondón en visita domiciliar |
Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario