lunes, 3 de septiembre de 2012

Retos

Cerró el verano, se fueron los meses de ¿vacaciones? Sí, las de los niños. Porque nosotros los adultos tuvimos más trabajo que otras veces. Al menos eso ocurrió en mi familia, donde el Verano por Más, fue muy poco de esto y bastante de menos. Este período estival se me pareció al anterior en materia de ajetreo. Primero, porque hubo que reparar la casa a la que nos mudaríamos, con mano de obra gratuita incluida, y el dejar el pellejo de los dedos en el cemento. Segundo, por la mudanza con todo lo que eso conlleva. Y tercero, por las exigencias del empleo, aunque no fueron tantas como parecía, con amenaza de ciclón incluida. En definitiva ni un solo viaje a Varadero, apenas un paseo efímero por las trochas del carnaval, por las tribulaciones de la economía personal en semejante contexto. Felizmente, gracias a una invitación de amigos, al menos el cierre del verano fue un poco Más. Y ya que hablo de economía, será dicha temática un elemento a seguir muy de cerca en los próximos meses, tanto la global, esa a la que nos cuesta trabajo tomarle el pulso, y la otra, la familiar, la que nos acelera el pulso cada vez que se acerca el fin de mes. Hoy mismo comienza en Matanzas y en Cuba entera el proceso electoral, con las asambleas de nominación de candidatos que serán 2993 en toda la provincia. Solo en esta primera semana se efectuarán 300. Para quienes no tengan mucha idea de cómo es la cosa por aquí, les diré que dichas asambleas reúnen a los vecinos de una circunscripción, que agrupa algo así como los pobladores de varias cuadras en una ciudad. Los electores, que pueden ser todos los ciudadanos mayores de 16 años en capacidad para ejercer el voto, proponen a los candidatos de su preferencia, gente en quienes confían que puedan representarlos ante las autoridades municipales. Serán ellos los encargados de tramitar que se solucionen problemas puntuales como el suministro de agua, el bacheo de calles, el recorrido de los vehículos que recogen la basura, entre otras tareas mundanas a las que se asocia al delegado. Este proceso comienza ahora con la nominación, continúa con la publicación de los listados de candidatos y sus respectivas biografías –porque en Cuba las personas propuestas no hacen campaña electoral- y después se procede a votar por los delegados de circunscripción, a las Asambleas Municipales, Provinciales y finalmente al Parlamento. Para usted y para mí se trata de ejercer un derecho humano que tienen bien respaldado los cubanos, el de elegir y ser electo. Y hacerlo con la madurez que implica saber que pudieran ser estas elecciones generales las últimas en las que participará la dirección histórica de la Revolución por razones de la vida. Por lo tanto, quienes asuman ahora sus respectivos cargos deberán conducir los destinos de este país en los próximos años, cuidando un proceso social que costó mucha sangre y desvelos conseguir y sostener. Y entonces es cuando hay que ver la economía con otros ojos. La personal, esa que nos lleva, en términos boxísticos, contra las cuerdas. Porque a la hora de participar conscientemente en la nominación de los candidatos y sobre todo, en ese momento en que acudimos a las urnas, en un acto genuinamente personal, debemos sobreponernos a esas carencias que trae la cotidianeidad. Al ejercer el derecho al voto los cubanos tienen que estar, y así lo han hecho, por cierto, al margen de que si esta semana no sacaron jabón o que la carne de puerco la pusieron a casi 30 pesos en el mercado, o si en la Vivienda hemos tenido que hacer un trámite de más, o la lectura del metro contador de la Empresa Eléctrica no se corresponde con lo consumido en el mes. Usted y yo tendremos que olvidarnos de lo trivial y lo mundano para elegir a las personas que tendrán la enorme responsabilidad de representarnos, de hacer escuchar nuestras voces. Pero también de correr con muchísimas de estas gestiones que a todos nos agobian en algún momento. Y entre más responsables sean nuestros actos de proponer y votar, más segura será después una buena elección. Si las elecciones son de por sí un gran reto, imagínense que hoy comenzó el curso escolar, en una provincia a la que le faltan maestros pero van apareciendo, donde 77 centros escolares reciben alguna transformación constructiva y donde mi hijo mayor comienza el preescolar, y el de mi esposa en una escuela de deportes, un buen par de cambios por encarar por la familia. Mientras eso sucede en las aulas, cientos de jóvenes se preparan con el propósito de trabajar en el Censo de Población y Viviendas a partir del 14 de septiembre. Y por si todo eso fuera poco, la economía, la otra, la global, la que nos toca a todos, tiene ante sí un segundo semestre complicado. Y es que las 16 empresas con pérdidas en Matanzas recibirán un ultimátum del Consejo de la Administración Provincial para que resuelvan sus problemas, o dejan de existir. El análisis final será en octubre próximo. Aunque la economía territorial creció en casi un 7%, la mitad de sus empresas incumplieron lo planificado, especialmente en la Agricultura y la Construcción. Por tercer año consecutivo Matanzas no cumple con la circulación mercantil prevista, situación que obligará a analizar particularidades con el Ministerio de Comercio interior, identificar los productos con mayor demanda, y revisar qué contratos se incumplen. Otro reto será saldar la deuda de unos 20 millones de pesos por concepto del impago de equipos electrodomésticos, lo que obligará a depurar los casos, para saber quiénes ya no podrán cumplir con sus obligaciones por fallecimiento o salida del país, y a quienes se presentará ante los tribunales. Este mes también trae consigo el inicio de los entrenamientos para la Serie Nacional de Beisbol y la decisión final de cómo se jugará. Pero de esto podremos hablar más adelante. En fin, septiembre arrancó calientito y no precisamente por estos calores infernales. Mucho trabajo hay de ahora en adelante. Pero si este fin de semana pasa usted por casa no creo que venga a hablar de economía, ni la global ni la personal mucho menos. Traiga brocha y dominó para pintar primero y diluir en un poco de ron algunas de las preocupaciones que no quedan.

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