martes, 25 de septiembre de 2012

Sanar la pasión

La pelota mueve a millones en este país. Y las noticias de los últimos días lo han hecho más aún. De un lado el anuncio de la nueva estructura que asumirá la Serie Nacional de beisbol en Cuba ha destapado la caja de Pandora, al contrastarse las opiniones de los aficionados, los especialistas, periodistas y peloteros. Del otro, la celebración de los dos primeros grupos clasificatorios al Tercer Clásico Mundial trajeron noticias hasta cierto punto sorprendentes. Comenzando por casa quiero esgrimir mi criterio. Sabido era que fuera cual fuese la decisión de la Comisión Nacional de la disciplina en torno al campeonato cubano, la polémica se desataría de todas todas. Las inconformidades llueven en blogs personales, en los foros de internet, en la prensa nacional, en los parques. Era imposible que la fórmula diseñada complaciese a todos por igual. Pero a mi juicio, algo había que hacer y este fue el primer paso. Y ojo, que no quisiera que se confunidera mi posición con conformismo. No. El dividir la Serie en dos, con 45 juegos entre 16 equipos, para que clasifiquen 8 y continúen jugando con refuerzos me parece que tiene puntos a favor y en contra. Los términos absolutos me disgustan. Soy contrario de quien piense que esta es LA SOLUCIÓN, pero tampoco comparto el criterio de quienes dicen que están acabando con la pelota cubana. ¿No querían cambios? Aquí tienen cambios. Pero ahora recapitulemos. Los peloteros en Cuba necesitan jugar. Por tanto, me parece que con este sistema se garantiza que se mantenga el mismo número de partidos de años anteriores, lo cual pudiera contribuir a no modificar una vez más los récords, si es que los resultados de la primera vuelta se mantienen para la segunda, cuestión que no se ha manejado. También es casi seguro que habrá una lucha sin cuartel por la clasificación, porqwue en 45 juegos los patinazos se pagan. Pero me gustaría que los resultados sean tenidos en cuenta para la segunda vuelta, ya que no habría riesgo de que un equipo especule cuando se sienta seguro. El reforzar los conjuntos en la segunda mitad me parece esencial, porque de lo contrario sería la misma pelota, con atletas de un nivel más bajo que estarían compitiendo, en tanto quedarían fuera de la primera división, por así llamarla, un grupo importante de hombres. Ahora, me parece que debería imponerse que los equipos soliciten un mínimo de jugadores para evitar que se pierdan el segmento decisivo jugadores con mayores cualidades con otros que calientan el banco.
Siempre me pareció un disparate que Cuba tuviera 16 equipos con 11 millones de personas. Si Japón es más poblado, mucho más poblado y tiene menos equipos y muchísima mejor pelota. Pero tienen también un número enorme de ligas, tanto amateurs como sucursales profesionales. Y juegan. Ahora veo bien que se concentre la calidad, pero habría que garantizar una liga adicional para que se mantengan jugando aquellos equipos eliminados, reforzados a su vez por los mejores talentos en desarrollo de las provincias que clasificaron a la primera división. Pudiera ser esta la Liga de Desarrollo, con opciones de bajar y subir peloteros por rendimiento. Con el mismo principio creo que deben organizarse los torneos en categorías menores, los torneos provinciales y hasta los campeonatos de barrio, para que los peloteros lleguen a la Serie Nacional ya formados técnicamente. El campeonato cubano no puede ser el espacio para desarrollar talentos. Éstos tienen que llegar hechos a la primera categoría. El tema económico saltará como valladar. Sin embargo, considero que seríamos muy ingenuos, pecaríamos de bobos, para decirlo en buen cubano, si creemos que con pelotas de trapo y palos de guayaba en el monte vamos a desarrollar el beisbol. El tiempo de jugar con chapitas pasó a la historia. Los niños de hoy ven con mejores ojos el nintendo, la computadora y otros entretenimientos. A los que les atrae por un momento la pelota, les hace falta tener guantes en sus manos, palpar bolas de verdad, jugar en terrenos sin temor de destrozar el parabrisas de un carro, porque de lo contrario jugarán un día u otro, pero al final se aburrirán de lo mismo. ¿De dónde sacar la plata entonces? Creo que las cosas hay que desnudarlas sin tanto tapujo. No se puede elevar el tan llevado y traído techo de la pelota sin jugar al más alto nivel. A los peloteros hay que mandarlos a jugar a otras ligas y que cobren por lo que hagan. Si la iniciativa la toma el INDER podrá conseguir cláusulas en los contratos para la libgeración de los atletas por tiempos determinados para cumplir compromisos de selección nacional. Y no para cualquier evento de pacotilla, sino para las competencias fundamentales incluidas en la estrategia deportiva del país. También que se incluyan los permisos para jugar en casa en períodos alternos al de sus respectivas ligas, a fin de cuentas la nuestra no coincide con las más importantes que se juegan en el verano. Que es difícil que los dueños liberen a los jugadores, sí, es verdad, pero para jugar en el mundo de hoy hay que aprender a negociar al duro. ¿Que no pueden jugar en Grandes Ligas por las leyes del bloqueo? Sí, es verdad, pero pregunten a cualquier pelotero si estaría de acuerdo en competir en Asia, o Europa, cumpliendo con determinadas obligaciones tributarias, con las cuales financiar el principal espectáculo cubano. El sí será rotundo. ¿Que siempre habrá quien prefiera probar suerte sin compromisos nacionales? Sí, seguro, pero serán muchísimos menos que los que ahora pululan por el mundo. Miren la nómina de España en esta primera eliminatoria rumbo al Clásico, cuajada de peloteros cubanos. Y los veremos en marzo en el grupo que jueguen representando a una bandera que nunca sentirán como suya. Un campamento en República Dominicana tiene a 150 talentos allí que no jugarán Series Nacionales. Todos representan recursos invertidos en ellos que se fueron a bolina de golpe y porrazo, pérdida que para el futuro pudiéramos ahorrarnos si adoptamos medidas a tiempo. Un elemento considero que hay que tener en cuenta más allá de las estructuras, las decisiones políticas al más alto nivel, las cuentas por sacar para el deporte masivo, y es la estrategia comunicacional. ¿Recuerdan el impacto mediático del play off entre Industriales y Matanzas? De hacer eso cotidiano, se trata. De un esfuerzo muy bien pensado, muy bien diseñado desde el inicio mismo y antes de la competencia. Que la gente conozca a sus jugadores, que sepa cómo hablan, cómo viven. Que aprenden de Yuliesky, Cepeda o Pedroso, tanto o más que de Messi. El tan cacareado espacio televisivo sobre el beisbol internacional es IMPRESCINDIBLE. Cuando se estabilicen las transmisiones de la pelota de todas partes del mundo, incluidas las Grandes Ligas, muy pocos se detendrán a escuchar de la tristeza de Cristiano en el Real Madrid. El fútbol seguirá ocupando el espacio que le corresponde en la preferencia de los cubanos, pero la pelota volverá al que nunca debió abandonar. Porque aún con todo el desbalance que hay entre los dos deportes en materia de tratamiento mediático, el beisbol sigue haciendo sufrir a la inmensa mayoría de la población. Y si alguien lo duda que recuerde la marea humana que acudió a recibir a los peloteros que llegaron del Primer Clásico, con el segundo lugar. Cuba festejando un segundo lugar, eso no se lo creía nadie. Y fue justamente en año de Mundial de Fútbol. No, mi amigo, no, la pelota es la pasión de los cubanos, pero hay que sanarla, desde adentro y hacia afuera.

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