martes, 18 de junio de 2013

Homenaje tardío al Che Guevara


He aquí un testimonio gráfico tardío, una suerte de homenaje al Che tantos años después de su caída. Nada justifica a este reportero no haber compartido antes las fotografías que hizo durante los homenajes que se rindieron en Bolivia a Ernesto Guevara de la Serna 40 años después de su entrada a la inmortalidad.
 Quizás el apremio de otras tareas, tal vez la falsa modestia de saberse apenas un aficionado a la fotografía, el pensamiento de que ningún valor acompañaba a estas instantáneas.
 La vida pues ha puesto en orden las cosas y aquí se comparten más que unas cuantas fotografías del acontecimiento. Y las que faltan y nunca pudieron ser por esas circunstancias que nos impiden a veces ser completamente fiel a lo que vivimos.
 Están recogidos aquí los sitios de La Higuera y Vallegrande estrechamente vinculados al asesinato, están varios de los protagonistas del homenaje. Faltan la conversación con un periodista del diario El Deber de Santa Cruz de la Sierra (abiertamente opositor a Evo Morales), quien nos dijo en La Higuera que había entrevistado al hijo de Mario Terán (el encargado de disparar sobre el Che) y que éste le había contado acerca de que su padre había sido operado por médicos cubanos. Habría sido una nota de increíble valor, si no estuviera tan rodeado de sombras: se sabe al menos de tres personas con ese nombre, se ocultó siempre ante las muertes misteriosas de casi todos los involucrados, y se suponía que vivía en Cochabamba y no en Santa Cruz, donde supuestamente lo atendieron los oftalmólogos de la Isla.
 El periódico Granma se hizo eco de la publicación, con lo cual diplomáticos cubanos no estuvieron de acuerdo, por la imposibilidad de corroborar el asunto.
 Tampoco aparece aquí la telúrica reacción de Leonardo Tamayo (el guerrillero Urbano) al escuchar las palabras de un vecino de Higuera, quien durante décadas se dedicó a guiar a los visitantes hasta la piuedra donde cayó el Che.
 Tras la ceremonia político cultural de aquel 8 de octubre de 1997, diplomáticos y médicos cubanos de la jefatura de la misión, le presentaron a este sujeto, de cuyo nombre no consigo acordarme, a Urbano y a los hermanos Acevedo allí presentes. El guía se soltó a hablar, y antes de concluir ya Tamayo se había levantado de su asiento, y confesado en secreto al embajador Rafael Dausá que solo por respeto no lo callaba de un golpe, pues todo lo que había dicho de aquellos días era una mentira.
 La visita nos enseñó la desconfianza o al menos recelo que hay que tener para con la Historia, cuando ésta se cuenta sin elementos para corroborar. A la mañana siguiente el propio Urbano rectificó la posición del monumento a Coco Peredo, Julio y Miguel, quienes cayeron en una emboscada próximos a La Higuera. Apelando a su memoria fotográfica, sus capacidades aún latentes de guerrillero, se dio cuenta enseguida de que el túmulo estaba mal ubicado, salió caminando y preguntando hasta que dio con la ubicación real, verificado por el nieto de la persona que entonces vivía en una casucha próxima al sitio.
 No aparecen en estas fotos el singular encuentro sostenido después de los actos de Vallegrande con el presidente Evo Morales, a quien los cubanos tuvimos el honor de preparar el almuerzo, a tal punto llega la confianza del mandatario con los colaboradores.
 Sin más, aquí quedan las fotografías, adelanto de otras que tal vez no encierren tanta mística, pero sí las singularidades de la mejor oportunidad que ha tenido este reportero de hacer un periodismo para recordar.
 Monumento al Che en La Higuera, frente al consultorio médico, Misión de Honor para los internacionalistas cubanos
 Lavandería del Hospital de Vallegrande, donde fue tendido el Guerrillero Heroico
 Detalle de la lavandería, los visitantes estampan su firma en cualquier rincón que encuentren
 Celebración de los grupos sociales en la madrugada del 8 de octubre de 1997 en La Higuera
 Urbano enciende la llama al iniciarse la cantata
 Sin pausa para descender, así acampan cada año quienes acuden a la zona a rendir homenaje al Che
El presidente Evo Morales es saludado por el entonces embajador cubano Rafael Dausá en su primera visita al mausoleo que recuerda dónde fueron hallados los restos.
  
El autor a la derecha, acompañado por sus compañeros de viaje Eddy de la Pera y Yovier Serrano

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