Foto: Gabriel Torres |
Miles de fanáticos de uno u otro equipo agolpados en las gradas, comenzaron a abandonar el estadio Victoria de Girón, y a la salida canalizaron su frustración. Partidarios de uno y otro conjunto coincidieron frente a frente en la puerta trasera, y de la multitud se alzó una voz: "¡Oye, te cogió Matanzas!", y de inmediato, como una ola el coro se levantó. La respuesta no se hizo esperar de la parte pinareña: una lata y un palo obraron el milagro, la conga se improvisó y una mar de brazos rojos y verdes se alzaban al cielo, arrollando, conjurando a las nubes para que se alejaran y así disfrutar de este espectáculo que no es solo beisbol, es la raíz misma de la cubanía, una mezcla variopinta de gente de todo origen, gozando al unísono, sin importar el color de su camiseta.
Horas antes las gradas del estadio expresaban la misma voluntad de diversión. Un ratico para cada uno, las congas amenizaron, las barras respectivas auparon a los peloteros de su preferencia, y "ni un gollejo" se tiró entre los de rojo y los de verde. Solo un conocido fanático azul, todavía lamentaba desde las gradas una supuesta afectación de los Industriales, por parte del árbitro Ibarra, mientras el propio umpire reclamaba en el palco de la prensa por cuestionamientos a su labor, (que por cierto, registró un magnífico 96% de efectividad en los conteos durante el primer choque el lunes, cuando el margen de error aceptable rebasa el 10%). Lo demás fue pura fiesta. Hasta nuestra colega Julita Osendi respondió a las bromas de quienes siguen su desempeño profesional, con la sonrisa de quien vive para la pelota, Peraza trazaba cruces con su bate en el terreno, Víctor posaba para la prensa extranjera, el cargabates eterno de Pinar del Río estrechaba manos desde las tribunas y un imperturbable Urquiola conversaba animadamente con Yoandi Garlobo antes de comenzar el choque.
Lo demás es pura anécdota, una escaramuza pinareña en el segundo ining, el presagio del duelo de titanes desde el box... y la ventolera con aguacero puso la nota final.
En definitiva no fue la lluvia el único protagonista de la noche. Aunque este servidor haya tenido que caminar dos cuadras con el agua por los tobillos, y aún las zapatillas y el pantalón estén colgados tras el refrigerador, a ver si algún día se secan.
Julia Osendi conversa con los aficionados. Foto: Ramón Pacheco |
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